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Estoy hecho un bicho

Ilustración: Teresa Galarza Ballester 

Gregor Samsa es un joven viajante de comercio que vende telas por distintas ciudades. Su existencia es bastante normal (e incluso aburrida) hasta que un buen día al despertar tras una noche de sueños intranquilos… ¡descubre que se ha convertido en un insecto gigante! No tiene ni idea de qué ha sucedido y prefiere encerrarse en su habitación para no asustar a nadie, pero la insistencia de su familia y su jefe acabarán por hacerle salir. ¿Imaginas la cara de asombro de todos ellos al ver a Gregor convertido en un enorme bicho?


Franz Kafka fue un escritor tan influyente y tuvo un estilo tan característico que incluso existe la palabra kafkiano para definir una situación absurda o angustiosa


La metamorfosis es una de las novelas más importantes del siglo XX. Escrita por Franz Kafka, su historia nos presenta un suceso tan inverosímil como la transformación de una persona en un animal. ¿Te suena de algo? En la mayoría de culturas existen leyendas en las que un hombre sufre algún tipo de maldición (o mordisco) y se convierte en lobo o murciélago durante la noche o con la Luna llena. Hombres lobo, vampiros…


Existe un tipo de trastorno mental llamado licomanía, o síndrome de licantropía, caracterizado por la creencia de ser un lobo y comportarse como tal


Kafka nunca dejó claro en qué tipo de insecto se convertía Gregor Samsa. Sin embargo, aunque algunos estudiosos creen que se trata de un escarabajo, la mayoría de lectores piensa en primer lugar en cucarachas. Estos bichos tan asquerosos llevan en nuestro planeta más de 300 millones de años y son unos de los animales más resistentes. Pueden aguantar un mes sin comer, 40 minutos sin respirar y una semana… ¡sin cabeza!


Los insectos son el grupo de seres vivos más abundantes del planeta. ¡Se estima que pueden existir unos 200 millones de estos bichos por cada ser humano!


Kafka solía escribir sus relatos durante la última parte del día porque trabajaba por las mañanas en una compañía de seguros en Praga. Muchos escritores han seguido el mismo camino y han tenido trabajos realmente extraños. Charles Dickens pertenecía a una sociedad que investigaba casos de fantasmas, Octavia Butler era inspectora de patatas y Roald Dahl, el creador de Matilda o Charlie y la fábrica de chocolate, era espía británico. Aunque ya que hemos hablado de insectos, William S. Burroughs fue exterminador, y Vladimir Nabokov un gran experto en mariposas.