Ciencia

Un acantilado en el espacio

Imagen: Wikimedia Commons

Muy lejos del Sol, más allá del enano Plutón, está el cinturón de Kuiper. Un anillo formado por millones de pedazos de roca y hielo que giran juntos. Son los trozos que no se juntaron para formar planetas cuando nació el Sistema Solar. El año pasado, después de adentrarse en esa zona del espacio, la sonda New Horizons nos envió una foto desde allí. En ella se ve, rojo y con forma de muñeco de nieve, a Akoroth. El primer asteroide lejano que podemos ver «de cerca».


Akoroth fue descubierto el 6 de junio de 2014 por el telescopio espacial Hubble


Pero la nave de la NASA apenas ha comenzado a recorrer el cinturón. Su final se halla mucho más lejos, en una zona que los astrónomos llaman el Acantilado. En ese punto desaparecen todos los asteroides y objetos celestes. Y comienza el verdadero vacío espacial.


Desde el acantilado de Kuiper una nave de Star Trek, o la de un jedail, podría alcanzar la velocidad de la luz sin peligro de chocarse con asteroides o planetas


¿Y qué vería, antes de acelerar, ese viajero espacial? Un horizonte completamente negro. El Sol sería apenas un puntito de luz en la distancia, a su espalda. Aisladas unas de otras, las galaxias lejanas, y las nebulosas, brillarían ante su vista, con brillantes colores.

¿Llegará alguna vez la New Horizons al acantilado para enviarnos una foto? Aunque viaja a 54.000 kilómetros por hora, aún tardaría diez años en llegar, y para entonces… puede que se le haya agotado la batería.