Ciencia

El derrumbe de la Antártida

Imagen: Wikimedia Commons

CAMBIO CLIMÁTICO

El año 2016 ha sido uno de los más calurosos de la historia. Un dato más que confirma lo que ya sabíamos: el cambio climático es real y ya está aquí. Las zonas más frías del planeta, como las regiones polares, son de las que más sufren las consecuencias del calentamiento global. En estas zonas el aumento de las temperaturas, aunque solo sea un par de grados centígrados, tiene consecuencias graves: hace que el hielo se derrita y haya más agua en los océanos, por lo que sube el nivel del mar.


El nivel del mar sube unos 3 mm cada año, aproximadamente


Hasta hace poco los científicos creían que la peor parte se la llevaba el Ártico, el área alrededor del polo Norte. Esta zona es más cálida que la Antártida, el continente situado en el polo Sur, donde el termómetro raras veces pasa de los 0 grados y eso impide que el hielo se derrita. Sin embargo, durante los últimos años, en la zona oeste del continente han aparecido grietas de decenas de kilómetros que han causado el desprendimiento de grandes bloques de hielo.


El año pasado se batió el récord de menos hielo flotante en el océano Ártico desde que se registra este dato, según la NASA


La causa de estos derrumbes es el propio océano. A diferencia de Groenlandia, donde los glaciares reposan sobre tierra firme y el agua solo puede deshacer el hielo que está en la costa, gran parte del hielo de la Antártida está anclado en el fondo del mar. Con la llegada de corrientes inusualmente calientes, estos glaciares se derriten desde su base.


En 2002 se desprendió un iceberg de más de 3000 km2, un tamaño similar al de la isla de Mallorca


Los científicos aseguran que el deshielo en la Antártida no tiene freno, pero depende de nosotros que sea un proceso de pocos siglos o de miles de años. Cuando no quede hielo en la zona oeste del continente, el nivel del mar habrá aumentado más de tres metros, engullendo ciudades como Barcelona, Valencia o Nueva York.