Los ekranoplanos, también conocidos como «barcos voladores», fueron desarrollados intensivamente durante la Guerra Fría en la Unión Soviética bajo la dirección del ingeniero Rostislav Alexeyev. Estos vehículos, que combinan características de aviones y barcos, surgieron del proyecto secreto «Proyecto KM», con el primer prototipo, el «Monstruo del Caspio», realizando su vuelo inaugural en 1966. Diseñados principalmente para usos militares, los ekranoplanos podían volar a baja altitud aprovechando el efecto suelo, lo que les permitía evitar la detección por radar y transportar tropas y equipos de manera rápida y eficiente.
El diseño de los ekranoplanos incluye alas cortas y anchas para maximizar la sustentación a baja altitud, un fuselaje aerodinámico para reducir la resistencia del aire y motores potentes generalmente ubicados en la parte frontal. Modelos emblemáticos como el «Monstruo del Caspio» y el A-90 Orlyonok variaban en tamaño y capacidad, desde pequeños vehículos de transporte ligero hasta grandes estructuras capaces de llevar cargas pesadas. A pesar de sus ventajas en velocidad y eficiencia de combustible, los ekranoplanos tienen limitaciones operativas debiendo desplazarse sobre superficies planas y tranquilas, así como una mayor complejidad de diseño y mantenimiento.
Aunque el desarrollo de ekranoplanos ha disminuido desde el colapso de la Unión Soviética, estos vehículos siguen siendo de interés debido a sus ventajas únicas. Empresas de transporte continúan explorando nuevas tecnologías y diseños para mejorar la eficiencia de los ekranoplanos y expandir sus aplicaciones tanto en el ámbito militar como en el civil. En archipiélagos como Hawai o las Islas Canarias se estudia la viabilidad de incorporar ekranoplanos para el transporte entre islas. Su capacidad para combinar elementos de aviones y barcos los convierte en un testimonio de la innovación en el transporte sobre superficies acuáticas y planas.