Invisible es para nuestros ojos todo aquello que no vemos. Invisible era la cara oculta de la luna hasta que en 1959 consiguieron fotografiarla. A veces, la invisibilidad no es algo propio de los objetos, personas o astros que nos rodean. Invisibles las hacemos nosotros al no querer mirar, al no querer ver.
Invisibles e invisibilizadas han sido y son las mujeres científicas
Excepto el 8 de marzo. Ese día parece que alguna logra el poder de ser visible para volver a ocultarse durante los 364 días restantes.
Pero al igual que la cara oculta de la luna, las mujeres científicas están ahí, y ahí seguirán hasta que no las hagamos visibles. Aquí, visiblemente ilustradas ante vuestros ojos, tres mujeres reales y científicas que a su vez visibilizaron lo que hasta entonces era invisible para el mundo (de izquierda a derecha):
Cecilia Payne-Gaposchkin, astrónoma que descubrió que las estrellas se componen sobre todo de hidrógeno y helio.
Inge Lehmann, sismóloga que descubrió una discontinuidad sísmica demostrando que existía un límite entre lo que hoy se conoce como el núcleo líquido y el núcleo interno sólido de la Tierra.
Rosalind Franklin, quien mediante la difracción de rayos X consiguió la imagen del ADN que permitió identificar su estructura.
Maddi Astigarraga ha sido la ganadora del concurso Ciencia Jot Down 2022 en la modalidad de Ilustración.