Cine y series

Lo importante es hacer amigos

Fotograma de «Casper» (1995), de Brad Silberling. © Universal Pictures

La vida (o, mejor dicho, la muerte) de un fantasma a veces puede ser muy solitaria, deambulando sin rumbo por casas abandonadas, atravesando paredes y techos, sin ningún lugar al que ir ni en el que descansar. Se supone que deben aterrarnos, pues no son criaturas de este mundo ni del otro; sin embargo, el fantasma más famoso del mundo nunca estuvo interesado en ahuyentar a los humanos, más bien todo lo contrario.

Los fantasmas son, por definición, terroríficos, pero no siempre se ajustan a esta descripción

Casper, conocido también como «el fantasma amigable», es el espíritu de un niño que vive con sus tres fantasmagóricos tíos. Estos sí son espíritus de pies a cabeza, que disfrutan de asustar y espantar a los humanos con fenómenos paranormales y apariciones espeluznantes. Pero Casper no es así. Cuando una familia se muda a la casa en donde los cuatro fantasmas se refugian, lo único que quiere el pequeño espíritu es hacerse amigo de la hija de la familia, Kat.

La vida de un fantasma ha de ser muy triste, y a lo mejor no siempre buscan asustarnos sino comunicarse con nosotros

Al principio Kat siente miedo, como es normal, pero pronto ambos se hacen inseparables. En el fondo no son tan distintos, porque Casper en algún momento también fue un niño de verdad como ella. Las apariencias a veces nos engañan, y el miedo puede hacernos perder una oportunidad fantástica para hacer amigos. Casper y Kat no pueden evitar ser de mundos distintos, pero eso tampoco les impide divertirse juntos, ayudarse y aprender el uno del otro.