A Matilda le encanta leer. Los libros y sus historias son la forma que tiene de escapar de unos padres y un hermano que cuidan poco de ella y que se pasan el día frente a la televisión. También son una forma de refugiarse de la estricta directora de su colegio, la señora Trunchbull, una mujer desagradable a la que le gusta castigar a los niños. Matilda es una niña muy inteligente, pero además tiene un secreto. Matilda tiene telequinesis y puede mover objetos con la mente.
La telequinesis es la capacidad de interactuar con los objetos sin tocarlos
Esta habilidad no puede compartirla con nadie, y tarda un tiempo en aprender a dominarla, pero sus poderes pueden ser una forma increíble de divertirse, haciendo volar objetos de un lado a otro del salón o divirtiéndose a costa de la directora Trunchbull. Sin embargo, no revela su don a nadie salvo a su profesora favorita, la señorita Honey.
Como se suele decir, «un gran poder conlleva una gran responsabilidad». Los libros que ha leído Matilda la han hecho una chica muy inteligente, pero también muy buena, por lo que, en lugar de usar sus poderes para hacer travesuras, decide emplearlos para ayudar a la señorita Honey, que desde siempre supo ver lo valiosa que era.
La señorita Honey quería mucho a Matilda, tanto que se convierte en su confidente y la persona que más la cuida fuera de su familia
Los poderes de Matilda no duraron para siempre, pero sí lo hizo su amor por los libros y por la que se convertiría en su nueva madre, su querida profesora, que la adopta cuando los padres de nuestra protagonista se marchan del país. Así, Matilda de Roald Dahl nos enseña que las historias que leemos tienen el poder de desarrollar nuestra imaginación, darnos capacidades increíbles, pero, sobre todo, nos sirven de ejemplo para hacer cosas buenas.