Ciencia

Estuve en el Museo de la Ciencia y el Cosmos y toqué un meteorito

Tuve la suerte de que aquel día estaba completamente solo en sus salas. Una ventaja porque pude ir de un experimento a otro, y repetirlos varias veces, divertido. Monté pirámides que tiraba abajo con un simulador de terremotos, creé un torbellino como los que se levantan en Marte y limpian de polvo las naves que hemos enviado allí, alcé un coche con una sola mano y lancé un planeta a un agujero negro. Tres veces, solo por el placer de ver cómo caía y el ruido que hacía, un acelerarse terminado en un ¡bum!

Si un agujero negro se acercara a la Tierra, nuestro planeta daría vueltas alrededor, en órbita, cada vez más deprisa, cada vez más cerca del agujero hasta terminar engullido

No exagero. Este no es un museo de mirar y estarse quieto, eso sería un desperdicio en un lugar destinado a la ciencia. Aquí los principios se aprenden mediante experimentos, y además se enseña que tan científicos son los jeroglíficos egipcios como los diversos materiales -oro, platino, silicio-, que hay dentro de tu consola. De todo lo que aprendí dentro, una de las cosas que mas me gustó fue saber que mi nombre, en el lenguaje usado por los constructores de pirámides, es búho-pájaro raro-forma azul-forma roja y serpiente. O algo así.

Hace alrededor de 66 millones de años, un meteorito de unos 10 kilómetros de diámetro impactó contra la Tierra, provocando la extinción del 75% de las especies, incluidos los dinosaurios

También me quedé atónito al saber que en Júpiter pesaría 245 kilos. No estoy tan gordo. ¿O sí? Porque aquí en la Tierra peso 95 kg. Y en el Sol pesaría ¡2678 kgs.! Creo que no podría ni levantar los pies. Antes de achicharrarme, claro. Y si hablamos de tocar, mi favorita es una piedra de hace 4.500 millones de años. Es decir, se formó antes que nuestro planeta Tierra, antes que el propio Sistema Solar. Y no es un piedra normal ¡es un meteorito! Lo toqué, era frío, duro y más viejo que nada de lo que llegaré a conocer.

El Museo de la Ciencia y el Cosmos está en Tenerife, junto al Instituto Astrofísico de Canarias. ¿Un secreto? Es gratis a partir de las cinco de la tarde, y cierra a las siete.