Imagina un deporte en el que cuando pisas el campo hay posibilidades de que no salgas vivo del juego. Este deporte es el lacrosse y actualmente goza de mucha popularidad en Norteamérica. Su origen se encuentra en las tribus americanas de las grandes llanuras. Los juegos de los amerindios duraban varios días y no había un límite de jugadores que pudieran participar dentro de un campo con un largo que variaba de seiscientas yardas a miles.
La yarda es una medida de longitud anglosajona que corresponde a 91,3 centímetros y equivale a la mitad de la distancia de los brazos extendidos
El objetivo del juego era llevar una pelota con un tamaño similar a una bola de béisbol al lado opuesto del campo. Los jugadores no podían usar sus manos utilizando en su lugar palos hechos con materiales naturales como la madera y la piel de animales. Sin embargo, estos palos se utilizaban, también, como arma para golpear al equipo opuesto. Por eso, el lacrosse fue un deporte muy peligroso causante de heridas serias que a veces llegaban a ser mortales. Hoy, los palos están realizados con plástico, aluminio y titanio.
Su nombre original era dehuntshigwa’es en Onondaga, que quiere decir «hombre golpeado con un objeto redondo»
Durante la exploración europea de las Américas, una banda de misioneros jesuitas franceses fueron los primeros en descubrir el deporte de lacrosse cuando observaron las competiciones de los indios hurones. Como resultado, el juego empezó a florecer en Francia y, en particular, en el territorio de Canadá. Hoy, el deporte de lacrosse es un poco diferente. A diferencia de los juegos de los amerindios, el equipo contemporáneo tiene solo once jugadores en el campo al mismo tiempo y los campos solo tienen 100 yardas de largo. Como resultado, el deporte de lacrosse es un juego nuevo y divertido para todos. ¡Y nadie muere!