El telégrafo fue un aparato que revolucionó las comunicaciones en el siglo XIX, tal como lo ha hecho Internet en nuestra época. Se trata de un dispositivo que utiliza señales eléctricas para la transmisión de mensajes que van codificados a través de líneas alámbricas u ondas radio. El primer sistema telegráfico que se utilizó en la práctica lo diseño, construyó y patentó Samuel Morse, un pintor profesional que también era un científico aficionado.
La primera línea telegráfica a larga distancia conectaba las ciudades de Baltimore y Washington mediante un cable de hierro tendido entre postes
Los mensajes que se transmitían a través del telégrafo tenían que hacerse con un código similar al código binario que utilizamos en las comunicaciones del siglo XXI. Los ordenadores se comunican entre sí mediante el envío de ceros y unos. En el telégrafo se utilizaba, entre otros, el código morse formado por puntos y rayas. La palabra «hola» en binario es: «01101000011011110110110001100 001» y en código morse es: «…. — .-.. .-».
En Europa, el código Morse se amplió para incluir en él a los acentos y otros signos ortográficos de las distintas lenguas
La proliferación del telégrafo en sus orígenes tuvo bastantes detractores ya que la gente temía los efectos que pudiera producir la electricidad pasando sobre sus tierras. Un grupo de granjeros de los estados del sur destruyó toda una línea con el pretexto de que había hecho cambiar el tiempo, trayendo malas cosechas. Como verás, es algo similar a lo que pasa hoy con la tecnología del 5G. Durante el año 2020, en Reino Unido se quemaron y destruyeron varias antenas 5G por miedos y sospechas similares a las que se dieron en el siglo XIX con el telégrafo.