Historia, arte y literatura

El Kraken

Desde tiempos muy remotos, los viajeros marinos han hablado de la existencia de unos pulpos gigantescos que atacaban y hundían los barcos y devoraban a toda su tripulación. En la Biblia se conoce a esta criatura con el nombre de Leviatán y los vikingos lo llamaron Kraken. Como en todas las leyendas, esta también tiene un poso de realidad. Desde el siglo XIX se han hallado calamares gigantes de más de 150 kg de peso y de una longitud que podía llegar a superar los 14 metros. Desde luego se trata de unas criaturas imponentes.

En algunas crónicas de la mitología nórdica aparecen ya menciones a la existencia del Kraken como un ser marino monstruoso

La ciencia ha ido encontrando y estudiando los calamares gigantes que han aparecido en la superficie y han llegado a la conclusión de que se trata de animales solitarios, muy violentos e incluso caníbales, esto es, son capaces de devorar a ejemplares de su propia especie. En realidad, su hábitat se encuentra entre los 500 y 1000 metros de profundidad en las aguas marinas y se hallan en los mares y océanos de todo el mundo. Sabemos también que su crecimiento es prodigioso, son capaces de aumentar su longitud en 2 centímetros al día. Por el contrario, su vida es corta y no suele pasar de los cuatro años.

Julio Verne, en 20.000 leguas de viaje submarino nos habla de este ser monstruoso en las profundidades del mar

Si quieres ver lo impresionantes que son estos animales, científicos japoneses lograron filmar a uno de ellos en la bahía de Toyama cerca de Tokio. Lo tienes en YouTube. Pero si lo que quieres es verlos frente a frente, no dejes de visitar la localidad asturiana de Luarca. Allí está a punto de abrirse el Museo del Calamar gigante, donde se podrán apreciar numerosos ejemplares de esta gigantesca especie. Y es que en la costa cantábrica, en el caladero de Carrandi, existe una colonia de estos animales, por lo que es común poder ver algunos especímenes en la superficie. Ah, y los asturianos han dado a este animal un nombre mucho más simpático: lo llaman peludín