¿Sabes de dónde viene el nombre del mes de enero? En portugués se dice Janeiro y en inglés January, y todos provienen del nombre de un dios de la antigua Roma que se llama Jano. Lo más curioso de esta deidad es que tiene dos cabezas: una mira al pasado y puede tener una larga barba de anciano y otra mira al futuro y tiene un rostro joven. Por eso se le conoce como Jano bifronte, por sus dos caras. La festividad de Jano se celebra el 1 de enero: así, su cabeza anciana dice adiós al antiguo año mientras que su rostro joven apunta al nuevo. Por eso da también su nombre al primer mes del año.
Jano da nombre al mes de enero: una de sus caras mira a diciembre y el rostro opuesto apunta a enero
Jano es un dios muy antiguo y, es, junto a Rómulo y Remo, esos dos niños que fueron amamantados por una loba, uno de los personajes más célebres de Roma, incluso antes de que llegara a ser un imperio. En contraposición a Júpiter, Juno, Vulcano, Diana o Febo, los más famosos dioses romanos que son los equivalentes a Zeus, Hera, Hefesto, Artemisa o Apolo en la mitología griega, Jano no es un dios heredado de Grecia, así que es genuino de Roma.
Jano es el protector de Roma y siempre acude en ayuda de sus ejércitos en todas las contiendas
Cuenta la leyenda que los sabinos, enemigos de los romanos, intentaron conquistar el Capitolio. Para librarles de esa amenaza, el dios Jano hizo brotar aguas hirvientes del suelo y quemó a los soldados enemigos impidiendo la invasión. Por ello, siempre se invocaba a Jano cuando se avecinaba una guerra y las puertas de su templo se abrían para facilitar la salida del dios. Cuando el conflicto terminaba, Jano volvía a su hogar y las puertas se cerraban. A Jano se le considera también el protector de los comienzos, las transiciones y los finales.