Hubo una vez, en un tiempo donde en realidad el tiempo se pierde, un mito que narraba la historia de dos hermanos. Aunque surgieron del mismo vientre, desconocemos la forma en que nacieron. Algunos sostienen que Cástor era hijo del rey de Esparta, mientras que Pólux parecía ser fruto del amor desmesurado de un cisne bajo el que se escondía Zeus. Así, en un costado del Peloponeso, en las cumbres del monte Taigeto, Leda, su madre, parió un huevo del que también se dice que nació una hermana, la futura Helena de Troya.
El zodíaco es la zona del cielo alrededor de la cual se observan los movimientos del Sol y los planetas
El mito nos hace testigos de una dulce infancia donde ambos crecen extraordinariamente unidos, imbricados por un temperamento que complementa los anhelos de uno con las inquietudes del otro. Cástor destaca como arquero y Pólux como púgil. Participan en la cacería del jabalí de Calidón o en el viaje que conduce a los Argonautas a la Cólquide. Viven con el celo del amor fraterno, con la nobleza de la amistad y, se diría, con el afecto cómplice de dos amantes. Pero un extraño lance sangriento con dos primos lejanos acaba con la vida de Cástor y su hermano, inconsolable, se hunde en la desesperación.
El mito nos hace testigos de una dulce infancia donde ambos crecen extraordinariamente unidos, imbricados por un temperamento que complementa los anhelos de uno con las inquietudes del otro. Cástor destaca como arquero y Pólux como púgil. Participan en la cacería del jabalí de Calidón o en el viaje que conduce a los Argonautas a la Cólquide. Viven con el celo del amor fraterno, con la nobleza de la amistad y, se diría, con el afecto cómplice de dos amantes. Pero un extraño lance sangriento con dos primos lejanos acaba con la vida de Cástor y su hermano, inconsolable, se hunde en la desesperación.
Zodiaco proviene de la palabra griega zoodiakos que significa rueda de animales pequeños. Es una palabra de origen babilónico
Su padre, rey de reyes del Olimpo, conmovido por el dolor desgarrado de Pólux, resuelve otorgar a ambos la inmortalidad, grabando ese amor majestuosamente humano sobre dos luceros del cielo. Invocados desde entonces como Dióscuros —hijos de Zeus—, auxilio y protección de navegantes, su mito y su memoria descansan para siempre en la constelación de Géminis.