A veces imaginamos universos paralelos donde existen mundos igual que el nuestro pero con pequeños cambios, con historias diferentes. En ciencia no podemos ni confirmar ni desmentir estos universos, pero sí sabemos que compartimos el espacio con otro universo que no podemos ni ver ni tocar, y sin embargo resulta fundamental para entender el nuestro. Sabemos que está formado por un tipo de materia diferente a la nuestra, una materia que que no podemos ver porque no se «habla» con la luz y no podemos detectarla con ondas de radio de ningún tipo. Es por esto que los científicos llamamos a esta otra materia la Materia Oscura.
Entonces, si no la podemos ver, ¿cómo sabemos que existe? ¿Cómo sabemos dónde está? Pues lo sabemos porque hay una cosa que la materia oscura no puede ocultar, su masa. Cuando nuestros telescopios mejoraron pudimos observar estrellas cada vez más lejanas, incluso otras galaxias, y también aprendimos a medir sus movimientos y velocidad. Lo que vemos es que las estrellas se mueven más rápido de lo que esperamos, por tanto las galaxias deben de tener una materia invisible, la Materia Oscura.
Con estas medidas sabemos que hay seis veces más materia oscura que materia normal. ¡El universo está lleno de esta materia que no sabemos lo que es! Así que los científicos estamos diseñando experimentos y pensando en otras maneras de poder sentirla, de saber qué es, de hablar con nuestro universo paralelo. El telecospio espacial Hubble dispone de una cámara muy avanzada llamada ACS. Con su amplio campo de visión, calidad de imagen y alta sensibilidad, ACS ayuda a mapear la distribución de la materia oscura, detecta los objetos más distantes del universo, busca planetas masivos y estudia la evolución de los cúmulos de galaxias.