Tal vez hayas visto alguna de las películas de Studio GhibliStudio Ghibli; bien La princesa Mononoke, El castillo ambulante, Mi vecino Totoro… Si las has visto, seguro que la forma en que dibuja y colorea a sus personajes, sus imaginativas criaturas e increíbles escenarios, se te ha quedado grabada. Ni No Kuni: La ira de la bruja blanca es un videojuego que se ha re-lanzado en Nintendo Switch y que está dibujado por los mismos creadores de esas míticas películas. Además, es un juego de rol lleno de aventuras y fantasía, cincuenta horas de duración y una historia apasionante.
La fantasía de Ni No Kuni: La ira de la bruja blanca se podría comparar con la de El señor de los Anillos, Las crónicas de la torre o La historia interminable
La historia comienza con Oliver, un muchacho que vive en un pequeño pueblo llamado Motorville con su madre. Antes de morir, esta le regala un peluche que cobra vida, Drippy, bastante mandón, que arrastra al pobre Oliver en busca de una varita mágica. Existe otro mundo en que la madre de Oliver sigue viva, nos cuenta Ni No Kuni: La ira de la bruja blanca, y armados con nuestra varita y acompañados por el peluche, viviremos las más asombrosas aventuras en un videojuego repleto de combates por turnos, misiones secundarias en las que ayudar a reyes, vencer a temibles monstruos, y encontrar a la madre de Oliver. Todo ello mientras los dibujos y animación del mítico Studio Ghibli nos dejan pasmados.
«Ni No Kuni» significa dos mundos en japonés y hace referencia a los dos lugares en los que se desarrolla la trama
Netflix acaba de estrenar la película Ni No Kuni relacionada con la saga. Aunque los protagonistas -un trío de adolescentes formado por Yu, Haru y su amiga Kotona- son distintos a los que aparecen en los juegos, el espíritu de las aventuras entre los dos mundos se mantiene, ya que los jóvenes están conectados con su «alter ego» en el mundo fantástico, y pueden viajar entre ambos gracias a los portales mágicos, que se activan cuando los protagonistas están en peligro de muerte.