CAPERUCITA EN MANHATTAN
CARMEN MARTÍN GAITE · ESPAÑA 1990
Caperucita se adentró en el bosque para llevar la merienda a su abuela enferma. Pero, ¿y si en vez de encontrarse al Lobo entre los árboles se lo encontrara en una ciudad como Nueva York, entre rascacielos y taxis amarillos? Caperucita en Manhattan es una versión moderna del cuento clásico que tantas veces nos han contado. En esta ocasión, la abuelita es una famosa cantante de music hall, el Lobo es un pastelero multimillonario a quien se le resiste la receta de la tarta de fresa y la misma Caperucita, vestida de rojo, cambia la capucha por un chubasquero.
A Nueva York se la conoce como la Gran Manzana, no porque tenga forma de fruta sino porque los músicos de jazz de 1930 utilizaban esta palabra como sinónimo de ciudad
Los caminos y atajos del cuento original son sustituidos por las calles y avenidas de Manhattan, uno de los cinco distritos de Nueva York, la ciudad más poblada de Estados Unidos. Allí vive gente tan diversa y hay tantas cosas por hacer, que es el lugar ideal para inspirar un libro: desde los poemas de Poeta en Nueva York (1940) de Federico García Lorca, hasta las reflexiones adolescentes de El guardián entre el centeno (1951) de J.D. Salinger. Desde sus orígenes hasta hoy, Nuevo York ha inspirado centenares de relatos, películas y canciones.
Holanda fundó una colonia en las costas de Norteamérica en 1624. La llamaron Nueva Ámsterdam, pero cuando los ingleses conquistaron la zona la rebautizaron como Nueva York
La primera versión de Caperucita Roja fue publicada por el escritor francés Charles Perrault hace más de 300 años. Sin embargo, no fue una idea original suya. Como pasa con todos los cuentos populares, la historia de Caperucita y el Lobo se transmitió de forma oral durante generaciones y Perrault se inspiró en otras narraciones para escribir su cuento. En todas las versiones, la lección más importante es que las cosas no son siempre lo que parecen… sobre todo en una ciudad llena de aventuras como Nueva York.