Hace 2300 años, los gobernantes de Alejandría se propusieron cumplir uno de los objetivos más audaces de la humanidad: reunir todo el conocimiento del mundo bajo un mismo techo. Para ello, construyeron una gran biblioteca. En su mejor momento, la Biblioteca de Alejandría alojó un inmenso número de pergaminos y atrajo a algunas de las mentes más brillantes del mundo griego. Pero a fines del siglo V d. C., la gran biblioteca había desaparecido. Durante mucho tiempo se creyó que el edificio fue destruido en un incendio catastrófico, pero la verdad sobre el ascenso y la caída de la biblioteca es mucho más compleja.
En 331 a. C., Alejandro Magno fundó la ciudad de Alejandría en un lugar del delta del Nilo, sobre un poblado llamado Rakotis habitado por un puñado de pescadores
La idea de la biblioteca vino de Alejandro Magno. Tras ser proclamado Gran rey de Media y Persia, el antiguo alumno de Aristóteles dirigió su atención a la construcción de un imperio del conocimiento con sede en su ciudad homónima. Murió antes de que comenzara la construcción, pero su sucesor, Ptolomeo I, ejecutó los planes de Alejandro. Ubicada en el distrito real de la ciudad, la biblioteca de Alejandría estaba llena de pergaminos griegos y egipcios. Destacados académicos fueron a vivir y estudiar en Alejandría, y la biblioteca creció, ya que contribuyeron con sus propios manuscritos. Además, los gobernantes de Alejandría se empeñaron en guardar una copia de cada libro existente en el mundo conocido. Y lo consiguieron.
Calímaco de Cirene recibió de Ptolomeo II el encargo de realizar el catálogo de la Biblioteca de Alejandría. Ocupó 120 volúmenes y a Calímaco se le considera el padre de la Biblioteconomía
En 48 a. C., Julio César asedió Alejandría y prendió fuego a los barcos del puerto. Durante años, los académicos creyeron que la biblioteca se quemó cuando el incendio se extendió por la ciudad. Es posible que el fuego destruyera parte de la extensa colección, pero sabemos por escritos antiguos que los eruditos continuaron visitando la biblioteca durante siglos después del asedio. Finalmente, la biblioteca desapareció lentamente a medida que la ciudad cambió de manos griegas a romanas, cristianas y musulmanas. En el año 415, los gobernantes incluso asesinaron a la matemática Hipatia de Alejandría por estudiar los antiguos textos griegos de la biblioteca, considerados blasfemos. Tristemente, los nuevos gobernantes de la ciudad consideraron que la biblioteca era una amenaza y no una fuente de orgullo.