Si respondemos a esta pregunta con un «sí» o un «no» indistintamente, estaremos aplicando el llamado «principio de indiferencia«. ¿Se producirá una guerra atómica antes de fin de año? Por el principio de indiferencia, contestamos que puede que sí, o puede que no: la probabilidad es del 50% o lo que es lo mismo de 1/2.
¿Cuál es la probabilidad de que no llegue a ser lanzada una bomba atómica sobre Irán? La respuesta es, otra vez, 1/2.
¿Y sobre EEUU? 1/2.
¿Y sobre España? 1/2.
Aplicando el mismo razonamiento a diez países diferentes, la probabilidad de que no sean lanzadas bombas atómicas sobre ninguno de ellos es 1/2 elevado a décima potencia, es decir, 1/1024. Restándole a 1 esta cantidad tendremos la probabilidad de que sí sufra un bombardeo nuclear alguno de estos diez países: 1023/1024.
¿Pero cómo es esto posible? No hemos hecho más que aplicar el principio de indiferencia (o el principio de la razón insuficiente, como le llamó John Maynard Keynes en su Treatise on Probability). Y es que en la ignorancia, cuando ninguna razón favorece un evento frente a los demás, asignaremos probabilidades iguales.
El matemático francés Laplace también se quedó atónito cuando usó este principio para calcular la probabilidad de que el Sol no salga mañana y resultó ser de 1/1.826.214 o sea de un 0,00000000547% ¿Muy pequeña, verdad?