Ciencia

Koalas, una especie en apuros

 

Los koalas no tienen cola, ni una buena visión, pero curiosamente tienen huellas dactilares. Una característica extraña, si tenemos en cuenta que la gran mayoría de los animales no las tienen. Se toman la vida con mucha calma. Debido a que consiguen poca energía de su dieta limitan su gasto energético a cuatro horas de actividad diaria. El resto, ni más ni menos que 20 horas, lo pasan durmiendo. Les gusta subirse a los árboles, comer eucalipto y pasar horas acurrucados en sí mismos. Su nariz grande y cubierta de piel con aspecto de cuero les sirve para detectar la toxicidad de las hojas antes de comérselas.


Son herbívoros. No beben mucha agua, por lo que su hidratación proviene de las mismas hojas que constituyen su alimento 


Los koalas suelen medir entre 60 y 85 centímetros y pesan entre 4 y 15 kilos. Como sucede en la mayoría de las especies, los machos son más grandes y pesados que las hembras. En proporción a su masa corporal, tienen un cerebro muy pequeño y su periodo de gestación es muy corto. Poco más de treinta días en el vientre de la madre para después completar su desarrollo en la bolsa marsupial alrededor de seis meses. Estos emblemáticos animales, de origen australiano y con aspecto de peluche, tienen un pelaje que repele la humedad y unas orejas redondas cubiertas de pelo tanto en el interior como en el exterior. Ojalá que entre sus características existiera una especial que los alertase de los incendios. ¡Sería maravilloso y habría salvado muchas de sus vidas!


La causa principal de la temporada de incendios en Australia es el clima, un fenómeno que se le conoce como “Niño indio”, que ha dado lugar a un periodo de calor y sequía terrible en los últimos meses de 2019


Desgraciadamente, como eso no es así, los incendios forestales de Australia han provocado una perdida importante de estos marsupiales. Unos animales tranquilos y silenciosos, que se mueven muy despacio, y que al no tener tiempo suficiente para escapar de las llamas, suelen morir quemados en estas tragedias. El fuego devastador ha hecho desaparecer a un número incalculable de esta especie, según apuntan los científicos, y gran parte de su hábitat ha quedado destruido. La preocupación es máxima para la especie. Los que han logrado sobrevivir serán vulnerables durante mucho tiempo y hará falta mucho más para cuantificar los daños.