¿Alguna vez te has parado a pensar en cómo se divertían antes si no existían Internet o los videojuegos? Deja de lado el móvil, desconecta la wifi, guarda la consola bajo llave y haz hueco a las cartas, los dados y las fichas, porque a pesar de estar viviendo en una era digital, los juegos de mesa han vuelto para quedarse.
Los juegos de mesa se remontan a muchos años atrás. En el Antiguo Egipto, por ejemplo, los egipcios medían su inteligencia con un juego similar al ajedrez llamado Senet, el más clásico de los juegos de mesa. Los dados, muy populares entre el ejército durante el Imperio Romano, son el juego de azar por excelencia; pero, a su vez, son los encargados de marcar el ritmo de la gran mayoría de los juegos de mesa.
El dado más antiguo encontrado se hizo de hueso y tiene 5000 años de antigüedad. Fue descubierto en Persia (ahora Irán) y pertenecía a un set de Backgammon, un juego muy conocido que combina azar y estrategia
Como verás, los juegos de mesa no se crearon solo como entretenimiento, ya que para ganar necesitas usar la lógica, la astucia y estar atento al resto de jugadores. Aunque a veces, es el azar el que decide quién gana o pierde, como en el Juego de la Oca. De origen español, consiste en un tablero con 63 casillas por las que los jugadores tienen que avanzar o retroceder según el azar. Las primeras versiones aparecieron en la época de 1880, aunque dicen que el ejemplar más antiguo data de 1640.
La ciudad alemana Essen acoge desde hace más de 30 años la mayor feria a nivel mundial de juegos de mesa, donde se reúnen editores, ilustradores, diseñadores y jugadores
Existen miles de juegos para todas las edades y gustos, pero todos tienen en común la diversión compartida, ya que hacen falta mínimo dos jugadores. Podrás vivir miles de aventuras junto a tus amigos con eternas partidas de rol o pasar la tarde jugando a algunos de los grandes clásicos con tus padres o tus abuelos, que estarán encantados de volver a decir “de oca a oca y tiro porque me toca”.