Historia, arte y literatura

Safo, la poetisa

Safo y Alceo (1881) de Sir Lawrence Alma-Tadema

Hace mucho tiempo, cuando el mundo conocido estaba bajo el dominio de griegos y romanos, la gente recitaba poesía en las ocasiones especiales. Los poemas servían para celebrar una victoria, para adorar a un dios, ¡e incluso para rememorar la historia de la ciudad! Y con ellos celebraban victorias, lloraban derrotas y recordaban a antiguos héroes. Recitar poesía, para griegos y romanos, era tan normal como para nosotros leer un libro de aventuras.


Había poesías sobre Odiseo, el ingenioso; o sobre Aquiles, el mejor de los héroes ¡y muchas más! ¿Has jugado alguna vez a Señor del Olimpo, Zeus en tu ordenador? ¡Ahí también salen esos héroes!


Cuando había concursos para ver quién era el mejor, había poetas y poetisas profesionales que se presentaban e improvisaban un poema para ganar el certamen. Entre esos poetas, estaba la poetisa Safo, quien vivió durante mucho tiempo en la isla griega de Lesbos.


La poesía de Safo era tan bonita que el filósofo Platón la llamó la décima musa


Safo escribía poesías y canciones en griego para ser cantadas en bodas, pero de todas las que escribió (¡que fueron más de nueve libros!) solo conocemos una poesía entera y trocitos de otras. El resto de los poemas se han perdido por el paso del tiempo.  En algunos de ellos estaba alegre porque una amiga se casaba. En otros, triste, porque la chica de la que estaba enamorada se iba.


En el único poema que conservamos entero, Safo habla con Afrodita, la diosa del amor


¿Sabes qué cuenta el poema que todavía podemos leer? Pues en él habla con Afrodita, la diosa griega del amor, y le pide que la ayude porque está enamorada de alguien y quiere que ese alguien también la quiera. Y Afrodita le promete que la ayudará, y que será su aliada en esta guerra del amor. ¡Qué suerte tuviste, Safo!