Imagina que tienes el poder de volver al pasado y cambiar tu presente. ¿Qué harías? ¿Pondrías más atención durante las clases de matemáticas? ¿Leerías tu libro favorito mucho tiempo antes de descubrirlo? Son muchos los que han soñado con viajar en el tiempo pero nadie lo ha conseguido aún… que sepamos.
Los viajes en el tiempo son un tema tratado por muchos científicos. En 2009, el físico Stephen Hawking organizó una fiesta para viajeros del futuro. El ocurrente científico publicó una foto suya con los asistentes: solo aparece él y una sala vacía. A lo mejor es que los viajeros en el tiempo no existen o ¿tal vez llegaron al pasado un instante después de que se hiciera la foto?
Hawking creía que viajar en el tiempo era imposible y organizó la fiesta como experimento para demostrarlo
Este juego mental sirve de argumento para la serie El ministerio del tiempo. Sus protagonistas viven viajando al pasado: un día se trasladan al siglo XVI para salvar a Lope de Vega de una muerte prematura y al siguiente luchan para que Don Quijote de la Mancha llegue a publicarse.
Los trabajadores del Ministerio del tiempo se encargan de vigilar que los viajeros temporales no cambien nada del pasado: ¡eso podría tener graves consecuencias para la historia!
Si pudiéramos saltar en el tiempo podríamos visitar el pasado, ver lugares que ya han desaparecido e incluso leer varios libros al mismo tiempo… aunque esto último ha dejado de ser ciencia ficción. Gracias al hipertexto y a los enlaces podemos leer varios textos a la vez: los hipervínculos conectan un texto con otro a través de distintas páginas web, lo que nos permite continuar la lectura y resolver cualquier duda con un solo clic.
Ted Nelson acuñó el término hipertexto en 1965, mucho tiempo antes de que existiera internet, pero la definición es perfecta para describir los enlaces que conectan información de manera infinita
Así que, si antes era imposible contener miles de libros en una sola página y ahora es una realidad, organizar una fiesta para viajeros del futuro que se dediquen a arreglar el mundo tampoco parece una locura tan grande, ¿no te parece?