Dicen los científicos, que son unos señores que saben mucho (o eso se creen), que cuando una mariposa mueve sus alas en Brasil, puede iniciar una cadena causal de acontecimientos que desencadene un tornado en Borneo.
¿Y qué es eso de una cadena causal de acontecimientos? Pues una cosa que pasa como consecuencia de otra. El efecto mariposa asegura que algo pequeñito, casi insignificante, como el aleteo de una mariposa, puede acabar creando mareas gigantescas y vientos huracanados. Todo en la naturaleza está conectado y a veces esas conexiones son explosivas e insospechadas.
Hay un proverbio chino que dice: «el leve aleteo de las alas de una mariposa se
puede sentir al otro lado del mundo»
Alguien tira un botella de refresco en una jungla y los bosquimanos descubren el cristal. Un perro ladra al cartero cuya motocicleta patina y obliga a un camión a dar un volantazo para esquivarle, con tan mala suerte que golpea un poste de la luz que al quebrarse crea un cortocircuito que deja todo Madrid a oscuras. Alguien olvida un libro de poemas en un banco junto a un lago y esa noche un suicida que quiere arrojarse al lago lo encuentra, lee los poemas y encuentra la fuerza para seguir viviendo.
El efecto mariposa está relacionado con la teoría del caos
¿Y si el efecto mariposa se diera también con la bondad? ¿Y si pequeños actos de generosidad se amplificaran hasta rescatar amores perdidos, recuperar amigos, curar enfermedades, salvar vidas? No lo sabemos con seguridad pero por si acaso la próxima vez que podáis hacer un favor, por pequeño que sea, pensad en las mariposas.