SPINNER
CATHERINE HETTINGER · ESTADOS UNIDOS 1993
Gira, gira y gira… como la vida misma, que da muchas vueltas. ¿Qué pasó con el spinner? Hasta hace poco, esta especie de trompo de tres puntas inundaba los patios de colegio y los parques de medio mundo con piruetas imposibles. Algunos lo hacían girar sobre un dedo, otros se lo pasaban de una mano a otra, lo hacían rebotar en la rodilla e incluso lo mantenían en equilibrio sobre la nariz.
Un spinner cuenta con un eje central con dos o más brazos que terminan en aros con rodamientos que le permite girar sobre si mismo
Este pequeño juguete, que se convirtió en un negocio millonario, cabe en todos los bolsillos y pone a prueba la habilidad de cualquiera por un precio muy asequible. Sin embargo, el spinner fue creado con otro propósito.
Catherine Hettinger inventó este artilugio hace más de veinte años para combatir el estrés. Lo diseñó pensando en niños que padecían déficit de atención e hiperactividad, porque ver girar las tres puntas a toda velocidad tiene sin duda un efecto hipnótico y relajante. Muy a su pesar, el spinner no tuvo éxito en aquella época y Hettinger dejó de pagar la patente… por eso no ha obtenido ningún beneficio económico de su invento.
En inglés, ‘fidget spinner’ significa “algo que da vueltas y no se está quieto”
La spinnermanía llegó con mucha fuerza pero acabó pasando de largo, igual que otros juguetes que vieron pasar sus días de gloria. Tus padres se divertían haciendo rodar la peonza, el diábolo o el yo-yo, juguetes clásicos que todavía existen y que de vez en cuando vuelven a ponerse de moda. Otros chismes, como los tazos o los gogos, hicieron furor en los años 90 pero en seguida pasaron a la historia. Solo el tiempo dirá si el spinner seguirá girando o acabará siendo un recuerdo más de la generación actual.