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Ana Campoy: «Actualmente la literatura bebe mucho de la autoficción»

Fotografía: Begoña Rivas

 

Ana Campoy (Madrid, 1979) es periodista y escritora. Cuando estudiaba Comunicación Audiovisual, uno de las obras que más le marcó fue El cine según Hitchcock. En ese libro, el famoso director de cine Alfred Hitchcock cuenta que, cuando era niño, su padre hizo que lo encerraran en la comisaría porque se había portado mal… Ana Campoy quedó tan impresionada por esa anécdota, que decidió dar rienda suelta a su imaginación.

 

¿Cómo se te ocurrió unir a Alfred Hitchcock y Agatha Christie, dos de los autores de misterio más famosos de todos los tiempos?

Me encantan las historias de misterio y Las Aventuras de Alfred & Agatha son un homenaje a ese género. Empecé a ver películas de Hitchcock con 10 años porque tenía una tía a quien le encantaba. Y las novelas de misterio me han fascinado siempre: las historias de Agatha Christie me gustaban mucho. Así que elegí a Hitchcock por el cine y a Agatha Christie por la literatura.

¿Qué te gusta de las historias de misterio?

Siempre me han gustado por lo que tienen de puzzle, de encajar los hechos. Son historias que juegan con la realidad y, al final, la realidad te sorprende. Tú tienes una percepción de lo que puede suceder y luego la historia, la vida o el destino te sorprenden con un giro narrativo que no habías previsto.

¿Cómo describirías a Alfred y Agatha?

Agatha es vivaracha y extrovertida, con una gran confianza en sí misma, mientras que Alfred es todo lo contrario, tímido y más reflexivo. Me gustaba que él tuviera cierto complejo por ser así y que Agatha tirara un poco de él. En la literatura infantil, muchas veces se tiende a edulcorar y a mí me gusta mostrar personajes que tienen fallos y debilidades, que son un reflejo de la vida real.

¿Siempre te inspiras en personajes o anécdotas reales para empezar a escribir?

Muchos autores de literatura infantil y juvenil decimos que escribimos lo que nos habría gustado leer… Yo siempre parto de un hecho real que sirva de base para el misterio porque resulta muy atractivo. Actualmente la literatura bebe mucho de la autoficción y, por lo tanto, no solo me inspiro en hechos reales que sucedieron a principios de siglo, sino que también me inspiro en mis propias experiencias y sentimientos…

¿Te gustaba leer de pequeña?

Me encantaba leer cuando era pequeña, porque me aburría mucho durante los veranos. Y tenía una máxima: cuando un libro te gustaba tanto que incluso te lo llevabas al baño, es que ese libro era especial. Un libro que fue mucho al baño era El mago de Oz… y Roald Dahl, por supuesto, era uno de los indispensables.


El Maravilloso Mago de Oz fue una novela escrita en 1900 por Lyman Frank Baum. La historia se hizo famosa en todo el mundo en 1939, cuando se adaptó al cine


 

Has trabajado como periodista, productora, guionista de televisión… ¿Cómo terminaste escribiendo novelas?

Siempre había querido escribir una novela infantil o juvenil, porque como lectora nunca me desligué de ese tipo de libros. Durante una época en la que me quedé en paro, necesitaba un proyecto en el que desarrollarme creativamente y aproveché para escribir esta novela. Mientras buscaba trabajo fue mi válvula de escape: la literatura me salvó la vida.

¿Qué diferencia hay entre la literatura para niños y la literatura para adultos?

Creo que ambos lectores merecen el mismo respeto. Siempre se dice que los niños son los lectores del mañana y eso no es verdad: los niños son los lectores del presente, porque también están leyendo y como lectores tienen el mismo derecho a tener buena literatura. Creo que a un niño y a un adolescente se les puede hablar de prácticamente cualquier cosa si sabes cómo contársela.

¿Tus libros transmiten también ese tipo de valores?

Totalmente. No me gusta cuando se hace moralina en la literatura infantil porque creo que debe ser una literatura realista, pero sí es cierto que tenemos cierta responsabilidad en los valores que transmitimos porque el lector aún no está formado. Les estamos transmitiendo modelos y referentes con los que se van a identificar, y eso no podemos olvidarlo.

¿Qué podemos aprender de Alfred y Agatha?

Que muchas veces la realidad supera la ficción y también que “si te lo propones, puedes conseguirlo todo”, como decían en Regreso al Futuro. Que no debes tener miedo a tomar tus propias decisiones y equivocarte, porque el error es necesario para aprender. Y que no hace falta ser perfecto: no importa cómo seas, mientras seas feliz.


En la trilogía de películas de Regreso al Futuro, el adolescente Marty McFly viaja al pasado y al futuro con su DeLorean y acompañado de su amigo, el científico e inventor “Doc” Emmett Brown


¿Crees que todavía se discrimina a las escritoras, considerándolas solo aptas para la literatura infantil?

La literatura infantil está relacionada con lo doméstico, con contar cuentos a los niños, un ámbito que siempre ha estado reservado a la mujer. Siempre se ha identificado a las mujeres en la literatura infantil y, de hecho, la mayoría de editoras de libros infantiles son mujeres (aunque los directores editoriales son hombres). La discriminación de género también existe en la literatura y desde asociaciones como Clásicas y Modernas luchamos por la igualdad de género en la cultura.

Además de escribir novelas de misterio, has adaptado clásicos de la literatura española como Don Quijote de la Mancha para el público infantil.

¡Ha sido muy difícil! El Quijote es una obra para adultos y, para contársela a un niño, hay que saber hacer que la historia le interese. Así que me centré en la fantasía del personaje: cómo confunde realidad y ficción.

¿Y qué mensaje pueden sacar los niños de El Quijote?

¡Que leyendo se te abre otro mundo! Que uno puede vivir las aventuras que quiera, ser extrovertido y estar un poco loco… y que, a veces, la confusión entre realidad y fantasía alimenta el alma.