Vero Boquete (Santiago de Compostela, 1987) es una de las futbolistas españolas más internacionales. Desde sus primeros partidos en el Xuventú Aguiño hasta los Utah Royals donde juega ahora, ha competido como profesional en España, Suecia, Alemania, China, Estados Unidos… Una magnífica embajadora global para el fútbol femenino.
¿Cómo fue tu infancia?
Nací en Santiago de Compostela, una ciudad bastante pequeña. Mi padre trabajaba como entrenador, de hecho aún sigue entrenando, y mi madre trabaja como cocinera en un colegio. Todos los recuerdos de mi infancia son buenos: siempre estaba en familia, con los amigos, en la calle jugando al fútbol…
¿Tenías hermanos con los que jugar?
Tengo un hermano tres años mayor: fue él quien me incitó a jugar al fútbol, porque yo siempre quería hacer lo mismo que él. Así que él es el culpable de que sea futbolista hoy en día.
¿Quién te transmitió la pasión por el fútbol?
Siempre he sido muy futbolera porque mi padre es un enamorado de este deporte. Desde muy pequeña, en mi casa siempre había balones, partidos en la televisión, todas las conversaciones eran de fútbol… Ahí empezó mi pasión por este deporte.
¿Qué edad tenías cuando empezaste a competir?
Con 5 o 6 años entré en mi primer equipo y empecé a entrenar, pero no podía disputar los partidos porque había una norma que prohibía a las niñas jugar con los niños. Así que me pasé el primer año en el banquillo. Después aquella norma cambió y pude empezar a competir: hasta los 15 años jugué con niños y, a partir de ahí, ya solo en equipos de chicas.
¿En qué momento supiste que querías dedicarte a ello?
Al principio, yo solo jugaba por diversión. El fútbol me gustaba mucho, era lo único que tenía en la cabeza y no crecí pensando que podía ser profesional: no había información y tampoco tenía referentes femeninos. A partir de los 15 o 16 años es cuando me doy cuenta de que hay ligas profesionales en otros países, de la posibilidad de jugar un Mundial o una Eurocopa con la selección… Ahí es cuando me doy cuenta de que lo que realmente quiero es ser futbolista profesional.
¿Cuáles son tus aficiones?
¡Mi hobby sigue siendo el fútbol! Cuando tengo tiempo libre, me encanta ver fútbol y otros deportes, ya sea en directo o por la televisión. También me gusta mucho leer, ir a la playa, andar por la naturaleza… ¡estar al aire libre! Y cuando estoy en casa me gusta estar con mi perra.
¿Cuál era tu equipo de pequeña?
Yo era del Compos (Sociedad Deportiva Compostela) porque era el equipo de mi ciudad. Iba al estadio a verles cuando estaban en Primera División, en Segunda e incluso ahora, que están en Tercera. Cuando me fui a Barcelona para jugar con el Español en 2008, me convertí en perica. Y desde ese momento, el Español es el equipo que apoyo.
En 2005 te fuiste de Galicia y debutaste en Primera División con el Zaragoza: ¿cómo te sentiste?
Fue muy ilusionante porque, cuando llegas a jugar en la Primera División, ves que todo lo que has hecho ha valido la pena y ves que estás en el buen camino. También fue muy duro porque tuve que dejar atrás mi zona de confort, mi familia y amigos, y no es fácil… Pero sabía que si quería llegar al máximo nivel y jugar con las mejores tenía que irme de mi casa.
Has jugado en España, Suecia, Alemania, Francia, Estados Unidos, China… ¿en qué equipo te has sentido más a gusto?
Es una pregunta difícil porque tengo muy buenos recuerdos de muchos sitios. He disfrutado mucho en todos los equipos en los que he jugado. Recuerdo con mucho cariño mi etapa en el Tyresö (Suecia) porque es donde alcancé el máximo nivel, jugué con muchas de las mejores jugadoras del mundo y con un estilo que me hizo disfrutar mucho.
¿Alguna anécdota divertida que recuerdes?
Mi primer día en China era casi incapaz de cruzar la calle por la cantidad de coches, bicicletas, carros, carretillas… ¡aquello era un caos! Allí todo era muy diferente: la comida, las costumbres…
¿Algún sueño pendiente que te quede por cumplir?
¡Muchos! Me considero una ganadora, tengo mucha ambición y siempre quiero ganar títulos. Así que tengo muchas metas, objetivos y sueños: algunos se podrán ganar (como ganar la liga americana o la española) y otros no podrán conseguirse (como ganar un Mundial o unos Juegos Olímpicos)… Pero todo lo que no consiga como jugadora espero poder hacerlo como entrenadora.
¿Cómo te sentiste cuando le pusieron tu nombre al estadio de Compostela?
¡Fue un orgullo! Es difícil de explicar porque es algo que nunca te esperas. Que el estadio de tu ciudad lleve tu nombre es el mayor reconocimiento y la mayor muestra de cariño de toda mi gente. Me hizo especial ilusión y lo guardo como el mayor título de mi carrera.
¿Cuáles son tus referentes en el mundo del fútbol?
Actualmente, para mí el mejor es Leo Messi, pero siempre he tenido como referente a la jugadora brasileña Marta Vieira da Silva. También me gusta mucho la japonesa Homare Sawa o la estadounidense Christen Press. Son jugadoras que han rendido al máximo nivel durante muchos años y las admiro por ello.
Como entrenador, el estilo de Pep Guardiola es el que más me gusta, pero admiro mucho el trabajo que está haciendo Mauricio Pochettino en el Tottenham, Jürgen Klopp en el Liverpool, Thomas Tuchel en el Paris Saint-Germain…
¿Cómo enfrentas la nueva etapa en los Estados Unidos?
La liga estadounidense es una liga muy competitiva: solo son nueve equipos y la competición es muy corta, pero todos los partidos están muy disputados. Además, hay que añadir los desplazamientos: son muchas horas en avión y la recuperación se hace más difícil… ¡Eso se nota y cualquier detalle puede marcar la diferencia! Aun así, enfrento esta nueva etapa muy motivada y con mucha ilusión. Los Utah Royals son un equipo ambicioso que quiere crecer, clasificarse para los play-off y luchar por el título, y yo he venido para ayudarles a conseguirlo.
¿Cuál es tu rutina de entrenamientos?
Normalmente me levanto a las 8:15-8:30h y voy al estadio. Allí desayunamos, empezamos los tratamientos, repasamos estrategias por vídeo… Después vamos al campo, donde entrenamos alrededor de una hora y media o dos como mucho. A veces tenemos una doble sesión de entrenamiento con gimnasio. Comemos todas juntas y luego tenemos la tarde libre.
¿En qué posición te sientes más cómoda?
De pequeña empecé jugando de central, luego pasé a medio campo, he jugado alguna vez de extremo, de media punta, de delantero centro… He jugado prácticamente en todas las posiciones y creo que es algo muy positivo durante la etapa de formación, porque entiendes mucho mejor el juego. Te conviertes en una jugadora más polivalente.
Sí es cierto que me siento más cómoda jugando de media punta o medio ofensivo, tanto de 10 como de 8, porque es la posición que mejor se adapta a mis cualidades y donde puedo ayudar más al equipo.
¿Tienes alguna superstición antes de entrar en el campo?
Más que una superstición, es una costumbre: siempre entro al campo saltando con los dos pies a la vez. Mucha gente entra con el pie derecho porque cree que le va a traer suerte, otros evitan pisar las líneas… Yo no soy supersticiosa, pero sí tengo esa costumbre.
A la hora de marcar, también tengo una manera especial de celebrarlo: me llevo la mano derecha a la cara, simbolizando ¡un pulpo gallego! Lo hago desde que me fui de Galicia, por mi familia y por mis amigos. Es una celebración para ellos, para que sepan que están muy presentes.
¿Alguna vez te has sentido discriminada por ser mujer y deportista?
He vivido la discriminación en el deporte desde muy pequeña. Por el hecho de ser niña me he sentido diferente, he escuchado comentarios que no eran los mejores, gente que intentaba que hiciera otras cosas en vez de jugar al fútbol… Estas actitudes siguen existiendo en deportes como el fútbol, donde el machismo está muy marcado. Sin embargo, la situación va mejorando y las niñas de ahora no tienen que hacer frente a una discriminación tan grande como antes.
¿En qué aspectos se muestra esa desigualdad?
En comentarios, actitudes e incluso en la normativa: había una norma de la Federación Española de Fútbol (RFEF) que no dejaba a las niñas jugar con los niños. A día de hoy es algo impensable, pero sigue habiendo gente que cree que el fútbol es solo para niños.
A nivel profesional, el fútbol femenino se encuentra bastante lejos del fútbol masculino en cuestión de salarios y condiciones laborales. Aunque en los últimos años se ha avanzado: cada vez hay menos insultos, menos gente que no respeta a las jugadoras, hay más afición por el fútbol femenino y más referentes femeninos… Creo que vamos por el buen camino.
¿Por qué hay gente que considera el deporte femenino “menos profesional” que el masculino?
¡Es que realmente es menos profesional! Las mujeres futbolistas no tenemos las mismas condiciones y no podemos dedicarnos al fútbol profesionalmente: tenemos que compaginar el fútbol con el trabajo o los estudios, así que el tiempo que podemos dedicar al deporte es menor que el que pueda dedicarle un hombre, que sí puede ganarse la vida jugando al fútbol.
Tener igualdad de condiciones es la clave para cambiar esta situación, porque podremos dedicar más tiempo al deporte y ser realmente profesionales.
¿Qué les dirías a esas personas?
Ser profesional o no depende mucho de cada persona. Puedes tener un contrato fantástico y no ser un buen profesional, por ejemplo. En cambio, si el deporte femenino está teniendo tantos éxitos sin tener tanto apoyo es porque la mujer deportista es muy profesional. Ahora lo que falta es reconocimiento y conseguir mejores contratos para alcanzar ese profesionalismo que queremos y necesitamos.
¿Cuál crees que es la solución?
Creo que es cosa de todos: la jugadora debe ser profesional, el club debe estar comprometido con el equipo y los entrenadores tienen que ser cada vez mejores; pero también es necesario el apoyo de la Federación y la Liga, el apoyo de las instituciones y de los patrocinadores, tener más espacio en los medios de comunicación, conseguir que venga más gente a los estadios… Es todo una rueda y cada cosa va tirando de lo otro.
A día de hoy, en el fútbol femenino, esa rueda ha empezado a girar y creo que ya no se va a parar.
¿Crees que el panorama ha cambiado desde que empezaste a jugar?
Evidentemente, la situación ha cambiado para mejor… y mucho. Hoy en día, las niñas tienen referentes femeninos y pueden soñar con ser futbolistas profesionales. A nivel social se ha dado un paso adelante respecto a la mujer y, a nivel masculino, los futbolistas cada vez apoyan más al fútbol femenino y eso es importante, porque ellos tienen un altavoz muy potente y llegan a mucha gente.
¿Qué mensajes darías a todas aquellas niñas y chicas que quieren jugar al fútbol pero no cuentan con el apoyo necesario?
Les diría que miren a su alrededor: las futbolistas de la liga profesional, la selección española, los grandes equipos de la Liga Iberdrola… ¡tienen muchísimos referentes femeninos para ilusionarles y motivarles! Que piensen en lo difícil que ha sido para muchas niñas y mujeres antes que ellas, que han tenido que abrir puertas y romper barreras. Aunque no encuentren apoyo en el entorno más cercano, seguro que encontrarán la motivación que les hace falta en esos referentes.
¿Cómo te ves en el futuro, cuando dejes de competir?
Sin duda, me gustaría seguir vinculada al mundo del fútbol. Cuando termine de jugar espero que empiece mi otra carrera, esta vez como entrenadora. Ya me estoy preparando y sé que mi experiencia como jugadora en diferentes ligas, con diferentes equipos y diferentes estilos, me ayudará a conseguirlo. Será difícil pero ese es mi objetivo: ser entrenadora profesional.