FÓSILES
Xavi Prat
El célebre físico Albert Einstein dedicó parte de su carrera a estudiar las probabilidades científicas de poder viajar en el tiempo, y no obtuvo los resultados que esperaba. Hoy por hoy, y hasta que descubramos cómo hacerlo, los fósiles son lo más parecido a un bono de transporte espacio-temporal para visitar el pasado. Gracias a los minerales, en algunas rocas se han podido conservar los restos de animales o vegetación que habitaron en la Tierra hace miles o incluso millones de años. Estas piezas arqueológicas tienen un gran valor para la comunidad científica internacional y se han llegado a pagar grandes cantidades de dinero para conseguirlas. Por eso, en su momento surgieron numerosos fraudes relacionados con los fósiles.
En el año 2000, el Museo de Historia Natural de Chicago (EE.UU.) pagó más de 6 millones de dólares por los restos de un tiranosaurio rex al que bautizaron como Sue
En el siglo XIX, el geólogo francés Joachim Barrande advirtió en sus publicaciones que se estaban vendiendo falsificaciones a prestigiosos museos de todo el mundo. En la era de internet, esta práctica delictiva ha vivido un resurgimiento. De hecho, las autoridades han pillado con las manos en la masa a varios artesanos dedicados a la venta online de vulgares piedras manipuladas como si fueran fósiles milenarios.
Gracias a su incansable lucha contra el fraude arqueológico, en la actualidad los museos no exhiben ningún fósil de animal falso
En el sector del entretenimiento, los fósiles son parte importante de la trama de Jurassic Park, un libro escrito por Michael Crichton que más tarde fue adaptado al cine por el director Steven Spielberg. La acción transcurre en un parque lleno de dinosaurios que han sido clonados genéticamente a través de unos restos de ADN encontrados en una pieza de ámbar. Como era de esperar, las salvajes criaturas escapan y algunas de ellas intentan merendarse a los visitantes del parque, mientras los científicos al mando desearían no haber experimentado nunca con los fósiles.