Libros

La realidad de la fantasía

 

LA HISTORIA INTERMINABLE

Michael Ende · ALEMANIA 1979

 

Bastian es un niño gordito y solitario que sufre acoso por parte de algunos de sus compañeros en la escuela. A menudo se refugia en la literatura para escapar de su realidad y zambullirse en mundos de ficción. Un día, huyendo de sus acosadores, acaba en una librería donde encuentra una novela llamada La historia interminable. El libro relata la tragedia del Reino de Fantasía, que está desapareciendo al ser invadido por la Nada, y las aventuras de sus personajes para salvarlo.

Durante la lectura, Bastian siente que le están llamando para ayudar a salvar Fantasía y decide pasar a formar parte del mundo de la ficción. La historia interminable es un libro que habla de sí mismo. En el relato que se cuenta aparece el propio libro, ¡es un libro dentro de un libro! Esta forma de narrar se denomina metanarración. La novela se construye siempre jugando entre estos dos niveles: la realidad de Bastian y la ficción del feudo fantástico.


El prefijo ‘meta’ proviene del griego antiguo y significa “junto a” o “más allá de”. Se utiliza para hablar de realidades alternativas o que podrían existir en el futuro


Asociamos la realidad al mundo de los objetos, a aquello que existe físicamente, mientras que la fantasía es todo lo opuesto: es aquello imaginado o inventado, que solo existe en nuestro mundo interior. Pero, ¿es más real lo que sucede cuando estamos despiertos que aquello que ocurre cuando fantaseamos? ¿Acaso las ideas, las emociones y los sentimientos que se apoderan de nosotros cuando soñamos son menos reales?


La novela original se imprimió en dos colores: en tinta roja cuando nos cuenta la historia de Bastian (lo real) y en tinta verde cuando relata el mundo de la ficción (lo fantástico)


En esta novela, cargada de simbolismos, la Nada que destruye el Reino de Fantasía representa la falta de imaginación de los humanos en el mundo real. ¿Qué pasaría si dejáramos de soñar, de inventar y fantasear? Puedo imaginar montones de cosas de muchas formas y colores, pero… ¡me niego a pensar en un mundo sin fantasía! Y tú, ¿te lo imaginas?