Si una mosca o un escarabajo tienen un ala dañada o una pata rota, necesitan urgentemente al
Cuidador de Insectos. El Cuidador hace maravillas con su Aguja Sanadora, aunque se acerca el momento de su retiro y necesita pasar el relevo a su hijo Noc; al fin y al cabo, es un trabajo que se transmite de padres a hijos. Siempre ha sido así. El problema es que Noc teme a los insectos y, además, la Aguja no parece responder ante su inseguridad. Por el contrario, su hermana mayor, Lulú, estaría encantada de continuar con la tradición.
Con dulzura y precisión, esta novela aborda sutilmente los miedos a no cumplir con las expectativas de nuestros seres queridos y la necesidad de aceptar nuestras propias elecciones para superar los temores.