Las Voyager son dos sondas espaciales que la NASA envió al espacio en 1977 con la misión de estudiar el ambiente del Sistema Solar Exterior. Las dos naves no tripuladas ya hace muchos años que pasaron por Júpiter y Saturno y la segunda incluso por Urano y Neptuno, pero tardarán muchísimos más, unos 40.000, en alcanzar la distancia equivalente a las proximidades de la estrella más cercana a nuestro sistema solar.
Cada una lleva consigo un disco de oro con imágenes de la Tierra y los seres que la habitan, y una selección de hora y media de música proveniente de varias partes y culturas del mundo, saludos en 55 idiomas humanos y los Sonidos de la Tierra, que es una mezcla de sonidos característicos del planeta, y da nombre al disco. El disco fue ideado por un comité científico presidido por el astrónomo Carl Sagan, con la intención de que las sondas y los discos sean encontrados si existen otras civilizaciones capaces de detectarlas y de viajar por el espacio. Los discos son el mensaje y las sondas son la botella que los humanos lanzamos al océano cósmico hace cuarenta años, diciendo «¡Aquí estamos!».