¿Quién no ha soñado con tener una puerta mágica con la que llegar a cualquier parte del mundo? ¿O un enriquecedor de comida para convertir los guisantes en una deliciosa pizza? ¿O quizás un pasaporte que te permita hacer todas las trastadas que quieras sin miedo a ser castigado? Todo estos objetos mágicos son el día a día de Nobita Nobi, un niño japonés perezoso, mal estudiante y extremadamente propenso a las desgracias. Sin embargo, las cosas le irían mucho peor si no fuera por Doraemon.
Este gato cósmico del siglo XXI viaja atrás en el tiempo gracias al tataranieto de Nobita, Sewashi Nobi. En el futuro, los descendientes de Nobita viven una vida penosa por culpa de los desastres causados por su tatarabuelo, así que Sewashi decide enviar a Doraemon al pasado para cambiar su destino. Esa es la función de este gato-robot: a cada problema que surge en la vida de Nobita, Doraemon echa mano de su bolsillo mágico para sacar un nuevo invento que le permita salir airoso.
La televisión está repleta de personajes que viajan en el tiempo. Fry de la serie Futurama se encuentra atrapado en el año 3000, mientras que el Doctor Who es el viajero temporal por excelencia
Así es como Nobita consigue burlar los constantes capones de Gigante, el abusón de su clase; fastidiar al presumido Tsuneo y, a veces, conquistar a la encantadora Shizuka. Pero, a pesar de las constantes ayudas de Doraemon, su torpeza acaba por fastidiarlo todo.
El primer manga de Doraemon apareció en 1969 y, desde entonces, sus aventuras en televisión no se han detenido. En 1973 empezó la primera serie inspirada en el manga y, después de más de 2.800 capítulos, se ha convertido en el segundo anime más largo de la historia, solo por detrás de Sazae-san, explica la historia de una mujer liberal y feminista en el Tokio de después de la Segunda Guerra Mundial. Casi 50 años después de su primera aparición, el gato cósmico forma parte de la cultura popular de Japón.