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VEHÍCULOS AÉREOS NO TRIPULADOS
Marc Rovira y Maria Rubal
Imagina poder volar, ser casi invisible y acceder a lugares a los que nadie tiene acceso. Los drones tienen todos estos poderes. Son vehículos aéreos no tripulados, pequeños helicópteros o aviones que no llevan piloto y son controlados a distancia por una persona, o por un ordenador de a bordo en el caso de los autónomos.
Con estas extraordinarias habilidades, no es de extrañar que los ejércitos fueran los primeros en adoptar esta tecnología para espiar al enemigo e incluso bombardearlo sin apenas exponerse a riesgo alguno. Pero los drones también tienen usos mucho más pacíficos: grabar escenas desde el aire para tus películas favoritas, llevar medicinas a regiones inaccesibles e incluso ayudar a preservar la fauna.
En algunos países como Kenia, Sudáfrica y Nepal, estos pequeños aparatos se utilizan para vigilar zonas remotas donde viven animales amenazados o en peligro de extinción, como elefantes y rinocerontes. Los cazadores furtivos los matan a un ritmo que podría causar su extinción… ¡en solo 10 años!
Gracias a la vigilancia con drones, se ha conseguido detener por completo la caza de rinocerontes en una región del sur de África donde antes se cazaban 19 cada mes
Para evitarlo, hay drones que sobrevuelan extensas áreas en busca de cazadores. Si detectan alguno, pueden avisar a los guardabosques para que detengan la caza y salven a los animales. A diferencia de los vigilantes, los drones pueden controlar grandes extensiones de terreno e incluso ver en la oscuridad con cámaras infrarrojas. Además, pueden ver a los animales desde lejos sin molestarlos para saber cuántos hay y si algún ejemplar herido, desnutrido o alguna hembra embarazada. Y aún hay más cosas que los drones pueden hacer para proteger el planeta. Por ejemplo, controlar la tala ilegal de árboles y observar el deshielo de los casquetes polares. El uso que se haga de estos increíbles vehículos depende de la persona que esté al mando.