Bella y los Bulldogs
Jonathan Butler y Gabriel Garza · Estados Unidos 2015
¿Por qué conformarnos con lo que marca la tradición si queremos ir más allá? ¿Qué nos impide perseguir nuestros sueños? ¿Por qué hay territorios que parecen exclusivos de los chicos? ¿O de las chicas? Muchas historias nos empujan a hacernos estas preguntas e intentar encontrar las respuestas. La serie Bella y los Bulldogs de Nickelodeon es uno de esos casos.
Y es que Bella, la protagonista, se divierte jugando a fútbol americano y quiere ser profesional de ese deporte. Es su manera de sentirse cerca de su padre, que murió. Pero el mundo está diseñado de forma que los chicos juegan a fútbol y las chicas, en todo caso, se apuntan al equipo de animadoras.
Aunque sea una ficción, la historia de Bella se basa en una verdad innegable: el fútbol americano es “un deporte para hombres” donde la mujer juega un papel puramente decorativo. Nada que ver con el rugby, un deporte en el que las secciones femeninas están plenamente consolidadas.
Poco tienen en común estos dos deportes, aparte de utilizar un balón ovalado. El fútbol americano es pura táctica, contratos millonarios y espectáculo. Y si no, que se lo pregunten a los anunciantes que pagan cifras astronómicas por la publicidad en los descansos de la Superbowl, la final del campeonato estadounidense. En cambio, más allá del negocio, el rugby sigue fiel a una manera especial de entender la vida y se caracteriza por el respeto entre rivales dentro y fuera del césped. “Un deporte de bestias jugado por caballeros”, como dicen en Inglaterra, la cuna del rugby.